martes, 17 de marzo de 2009

Pesadillas y Demonios

Un cangrejo devorando mi paciencia
coge mis dedos con sus tenazas
hasta arrancarlos.
Muda de dolor,
mis ojos suplican que se detenga.
No para, no cesa...
Desaparezco en pedazos.

Súcubos e íncubos
de las flamas sostenidos,
duermen en tu cabeza,
en tus ojos despiertan.

Desvencijadas y oscuras apariciones
sumergen mis días.
Cadavéricas y fantasmales formas
flotan tras el hielo azul de mi ventana.
Bailan aquí los súcubos
Ríen allá los íncubos.
¿Me concedes esta pieza?
A carcajadas asiento con la cabeza.
¡Por supuesto!, ¡Encantada!.
Gustosa me entrego al dulce infierno.
Ya sin miedo, pues en la Tierra
es todo tan parecido a esto.

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