Hoja manchada de sangre,
que gotea lentamente al vacío
con sincronizada velocidad,
contando los segundos
y alargando nuestras existencias.
Así,
con la mente tan desconectada como siempre,
con los ojos atrapados en tu cuerpo,
con mis pasos atraídos por los tuyos,
voy contando lentamente los segundos,
como si en uno de ellos se me fuera la vida.
Tiemblo,
oh, sí, tiemblo,
por el frío de tu indiferencia
y por la ansiedad que en mí ha anidado.
Tiemblo de miedo,
de ansia y humillación.
Desearía que fueras un desconocido para mí,
no saber tu nombre ni nada,
no sentir interés por tu persona,
y no pensar que me agrada tu figura.
Desearía abrir los ojos y encontrar
que no eres tú lo que yo estoy buscando.
Hoja manchada de sangre,
que se incrusta en mis entrañas,
es tu pupila infinita,
flotando en un paraíso - para mí vetado-
que me niega toda esperanza.
La sangre que gotea al vacío,
y que, con sincronizada velocidad,
cuenta los segundos y alarga nuestras existencias,
es la ansiedad que en mí aumenta,
con cada segundo que te miro,
con cada segundo que me ignoras...
Y yo los cuento,
como si en uno de ellos se me fuera la vida...