sábado, 9 de mayo de 2009

Es una historia muy triste. Y muy fuerte...

Érase una vez un hombre triste que fue a ver al médico para que lo curase de su melancolía. El médico lo examinó a fondo y le dijo:

-No he podido encontrarle nada mal, pero voy a darle un consejo. Hay un circo en la ciudad, vaya esta misma noche. Verá un payaso tan divertido que no podrá parar de reírse en una semana.

-Doctor..- Dijo el paciente-, ese payaso, soy yo.


El payaso era tan diestro en su arte que era capaz de mover la risa y alejar los sentimientos negativos en una gran cantidad de personas. Pero no de él.

Desarrolló un arte magnífico... dio en el punto exacto donde todos caerían rendidos ante su humor. Todos, menos él mismo. ¿Por qué?

¿Qué acaso no había en este mundo ya algo que le hiciera reir?, ¿Es que acaso dominaba el humor de tal forma que ya nada le causaba gracia?, ¿O su problema era otro?
.

1 comentarios:

El Olvidado Jacques dijo...

Me encantan cuando escribes cosas
de ese estilo
me fascina...
Señorita Carolina
ha visto a su amigo Karl
y Engels? xD